En su autobiografía, «My Life So Far» (2005), la actriz Jane Fonda cuenta su vida. Diosa y mito viviente, relata que siendo muy niña descubrió que el sexo existe por un suceso que le ocurrió mientras montaba en los burros que tenía su familia en una casa de campo. La anécdota es así: la Jane niña (de 8 o 9 años) iba montada a una burra y atrás de ellos venía el burro macho, ella los llevaba al establo y en ese momento no había adultos con ella. En un momento siente que la embisten desde atrás pero no sabe lo que ocurre. Cuenta que se cayó del animal porque lo que pasaba es que el macho quería montar a la hembra estando ella encima; así que luego, estando en el suelo (solo se hizo rasguños) alzó la cabeza para mirar lo que pasaba y se sorprendió de ver la colosal verga erecta del animal tratando de ensartar a la burra. Un miembro enorme desde la perspectiva de una niña que nunca había visto un pene, pero que sabía del sexo por intuición (como todos a esa edad). Una imagen grabada para toda la vida. La descripción que hace de ese momento es magistral. Vale la pena leer todo el libro sólo por ese pasaje imperdible.