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Deconstruir el bestialismo

En nuestras sociedades la larga historia de la “apertura sexual” se viene dando desde comienzos del siglo xx, con múltiples variantes, pero sobre todo durante los años sesenta con la “revolución sexual”, y en las últimas décadas con el reconocimiento de derechos largamente postergados y el creciente consenso de una sociedad más tolerante. Tanto el feminismo (el clásico como los nuevos feminismos), como el colectivo LGBT, así como las nuevas identidades de género hacen que el campo de la sexualidad parafílica se visibilice, se profundice y se vuelva más rica en matices. Las distintas construcciones de identidades y psiques se reconocen socialmente a la par que crean las bases para las identidades sexuales y sus distintas y prolíficas manifestaciones. Los avances sociales en el reconocimiento de derechos se traducen en el fondo en reconocimientos en el campo sexual (y sus prácticas derivadas), tanto públicas como privadas.

En este contexto, deconstruir al bestialismo se vuelve imperioso. Somos conscientes que los distintos ejercicios del bestialismo en el marco de la sociedad burguesa –aún en las democracias occidentales tan liberales y abiertas– siempre van a estar supeditadas al ámbito de las prácticas privadas (sujetas a la conciencia de cada individuo).

Los hombres heterosexuales deberían tener sexo con el nudo con el mismo desprejuicio y libertad con el que lo hacen las mujeres zoo. Los hombres hetero deben tener sexo con perros machos de la misma forma que las mujeres. No debería ser mal visto que un hombre se anude o chupe vergas caninas porque en el sexo bestial no hay diferencia entre homosexualidad/heterosexualidad sino todo lo contrario. El sexo bestial es la libertad absoluta y escapa a cualquier categoría normativa sobre lo sexual. Estas chicas zoo, las auténticas Hembras Zoo nos enseñan que el sexo con el nudo es igual para todos. “Atarse” es un regalo de los dioses al género humano y todos debemos participar de ese regalo.

Por tal motivo es necesario una educación para practicantes del bestialismo: insistimos, la sexualidad bestial escapa a las categorías normativas de lo humano. Cualquier persona puede y debe tener sexo con vergas de animales y este hecho no afecta su identidad sexual con humanos. Doy un ejemplo típico y generalmente malentendido: un hombre heterosexual con humanos que tenga sexo con nudos (chupando vergas y nudos y anudándose analmente) no afecta su condición de hombre heterosexual con humanos. En una palabra, no es homosexual porque tenga sexo con nudos, porque homosexual es una categoría que se aplica al sexo entre y con humanos. La sexualidad bestial no debe ser valorada con los mismos parámetros con que se valora la sexualidad entre humanos. Establecemos, como amantes del bestialismo que somos, que todas las personas tengan sexo con el nudo para enriquecer la propia sexualidad liberada, mejorando así la calidad de vida, alimentándose del nudo.

Desde esta base argumental es necesario educar en la sexualidad bestial contra la concepción de las personas binarias, cisgénero hetero-normativas, que hacen del sexo una pobreza. Por suerte la sexualidad bestial es mucho más rica que la pobre concepción binaria. Hay que «deconstruir la epistemología del sexo bestial binario-normativo», que visualiza y hace ver que las mujeres que tienen sexo con perros machos es lo bien visto, lo que está bien y lo normativo. Como personas bestialistas hay que romper con esa concepción estrecha. No existe el bestialismo gay. El bestialismo es una sola sexualidad, es simplemente bestialismo. Lo gay, lo heterosexual, lo homosexual, son categorías de la sexualidad humana (entre humanos y con humanos). En el bestialismo esas categorías no existen, lo único que existe es sexo con animales, y disfrutar sexualmente de los animales sin daño alguno ni para animales ni para humanos. Esa es la única regla, y por supuesto, disfrutar. Todas las personas (las personas binarias, los cisgénero, las transgénero, las personas no binarias) absolutamente todas debemos tener sexo con perros machos de forma responsable y cuidada.

El sexo con perros machos es la mejor empresa privada que hombre heterosexual puede acometer, la mejor experiencia sexual que pueda tener en su vida. Si además tiene la suerte de estar acompañado por una mujer entonces es una bendición, los dos juntos se anudan y los dos juntos beben del semen que es el néctar de las personas zoo. Sólo la gente que no entiende este mundo zoo y su estilo de vida, o sea, las personas que no practican el bestialismo creen que existe una zoofilia gay y un bestialismo gay. Pero no es así. Ellos hablan desde el desconocimiento de la práctica bestial, hablan desde afuera y no desde adentro, con el real conocimiento que tenemos los que verdadera, sincera y placenteramente practicamos el sexo con animales. Ellos no lo practican, son simplemente curiosos y solo miran videos, nosotros somos los auténticos bestialistas, por el simple hecho de que lo practicamos.

Por tal motivo hay que diferenciar a los aficionados de los practicantes. Las personas bestialistas (de cualquier género) se anudan, y chupan vergas, huevos y culos de perros. Las personas curiosas miran videos. Una cosa es que te guste mirar videos de bestialismo y otra es practicar el bestialismo. Los hombres deben tener sexo con el nudo al igual que las mujeres. El verdadero bestialista tiene sexo con el nudo, es lo que lo hace un verdadero y auténtico bestialista y no un simple curioso, entusiasta y aficionado. Son los aficionados los que introducen el malentendido: ellos creen que hay una “zoofilia gay”, y están equivocados. Por lo tanto, no hay bestialismo gay, hay una sola sexualidad, la bestial, sea practicada por hombres, mujeres o cualquier otro género en comunión (sexual y sentimental) con un animal. Es un sexo libre y liberador.

Así como cuando una mujer le chupa la concha a una perra (o a una yegua, o vaca o burra) no tiene nada que ver con lesbianismo o con un “acto lésbico”; de la misma forma cuando un hombre que se ata analmente a un nudo no tiene nada que ver con homosexualidad o con un “acto homosexual”, ya que como la misma palabra lo indica, su sentido estricto es sexo entre dos humanos del mismo género. Es por eso que sostenemos que en el sexo interespecies (humano-animal) las categorías del sexo entre humanos no tienen razón de ser, y por lo tanto deben ser dejadas de lado. Entender esto es fundamental para entender la esencia de lo que significa tener sexo con animales, y ser conscientes del bestialismo como forma y como esencia, que nos enriquece como personas.

El nudo es el primer paso en la carrera de un bestialista auténtico. Con el tiempo y la experiencia probará una tranca de caballo, y todas las vergas de todas las variedades equinas, y por supuesto, el sacacorchos como un plato consagratorio. Por eso lo mejor para un practicante del bestialismo es probar el sacacorchos. Cuando ya se tiene mucha experiencia con perros (con muchas razas y muchos nudos), y cuando ya se probó vergas de caballos y burros (y de distintos equinos como ponys), el mejor plato, el plato consagratorio es el sacacorchos. Sentir una cantidad excesiva de semen fluyendo adentro tuyo es una sensación única, que no te la da ni un perro ni un caballo, ni ningún otro animal. Por eso probar cerdos es cómo alcanzar el título universitario de "Bestialista" recibido.

Una advertencia: dicen las personas que ya se ataron al nudo que una vez que lo probaste no hay vuelta atrás, o sea, ser montado por perros se vuelve parte integrante de tu sexualidad. Es como una adicción de la que no puedes prescindir. Pero una adicción buena y saludable porque no hace daño a nadie, todo lo contrario, le hace bien a tu perro, y por supuesto, te hace muchísimo bien a ti (física, sexual, emocional y espiritualmente).

La sexualidad bestial es la más maravillosa y libre de todas. Para alguien que “vive en su sexo” su sexualidad bestial lo hace libre. Por eso, para el verdadero practicante del bestialismo el nudo y su semen son el genuino alimento del cuerpo, la mente y el alma.​
 

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Interesante tesis, hay ciertos puntos en los que puedo aportar información adicional.

En este contexto, deconstruir al bestialismo se vuelve imperioso. Somos conscientes que los distintos ejercicios del bestialismo en el marco de la sociedad burguesa –aún en las democracias occidentales tan liberales y abiertas– siempre van a estar supeditadas al ámbito de las prácticas privadas (sujetas a la conciencia de cada individuo).
No creo que sea algo que se pueda "deconstruir", la base de la sexualidad que presentan los progresistas y liberales, son las relaciones consensuadas, lo que es un acuerdo mutuo entre dos o más partes. Se puede afirmarque un animal no puede hablar por ende no se cumple esta premisa. Solo la gente que es zoofilica, que tiene o ha tenido mascotas con las que ha llegado a tener sexo podrían decir que los animales "dan" su consentimiento con su instinto sexual.

Este punto lo podría afirmar solo con los perros que ya han tenido sexo con humanos, al momento de ponerse en cuatro patas ellos llegan de inmediato para hacer su trabajo.
Una advertencia: dicen las personas que ya se ataron al nudo que una vez que lo probaste no hay vuelta atrás, o sea, ser montado por perros se vuelve parte integrante de tu sexualidad. Es como una adicción de la que no puedes prescindir. Pero una adicción buena y saludable porque no hace daño a nadie, todo lo contrario, le hace bien a tu perro, y por supuesto, te hace muchísimo bien a ti (física, sexual, emocional y espiritualmente).
Con este punto estoy totalmente de acuerdo.
 
Interesante razonamiento.

Yo disfruto del miembro de mi perro. Le masturbo, pruebo el semen de vez en cuando y nos frotamos. Pero no intentaré que me la meta. No es que considere ese acto como gay y yo sea hetero. No es por eso. Pero no quiero hacerme daño. Lo máximo que me he introducido dentro es del tamaño de unos 14 cm de largo y 1 cm de diámetro. El miembro de mi perro es mucho más grande que eso. No creo que necesite más de lo que hago analmente para, de vez en cuando, tener una estimulación diferente a la que suelo tener. El problema es que padezco de hemorroides puntuales y no quiero un sangrado por algo así. No lo necesito. Sé que hay muchos que lo disfrutan y bien por ellos. A mí me basta con hacer lo que hago. Quizás algunos piensen que estoy desaprovechando una joya, pero me da igual. Una cosa que me encanta es lamer lengua a lengua y lo hago muy a menudo, tanto con una perra como con un perro. Disfruto lo que hago. Sí que me gustaría probar algún día un miembro de caballo o de alguna que otra especie. Estoy de acuerdo en que un hetero que haga cosas con un animal del mismo sexo no tiene que ser considerado algo homosexual.

Lo que me encantaría es montar una perrita por su vagina o una yegua, pony hembra, cerda, cabra, oveja, etc. Sólo lo he hecho un par de veces y me gustaría poder hacerlo más. Aunque aquí luego hay otro dilema que se habla a veces. Una chica puede ser montada por un animal, pero que un chico monte a una hembra animal puede considerarse violación. No considero que sea así, obviamente, especialmente si se hace con amor y parando cuando se vea que al animal en cuestión no le está gustando o le está haciendo daño.
 
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